Si reprodujéramos en cámara ultra rápida la historia
de nuestro planeta, veríamos cómo surgen las grandes cadenas montañosas, cómo
los cerros se van desgastando y aplanando por la acción del tiempo, cómo
avanzan y retroceden los desiertos, cambia el curso de los ríos, y veríamos
también cómo cambian los animales. A algunos les salen cuernos que utilizan
para defenderse, otros se hacen más ágiles para escapar mejor, algunos que
viven en el desierto desarrollan jorobas donde almacenan agua, unos que viven en
el agua se aventuran en tierra firme buscando alimento, y otros que viven en
tierra se vuelven acuáticos. Cambian el color de la piel para evitar ser
vistos, crecen, decrecen. Es la vida de la naturaleza. Lo sabemos gracias a la
Teoría de la Evolución de las Especies, formulada por Charles Darwin en 1858 y
publicada al año siguiente. ¿Cuáles son en síntesis, los aspectos nuevos que
propone esta teoría?
La selección natural se
explica a través de cinco planteamientos, relacionados con disciplinas cercanas
a la biología:
1) La primera evidencia
se relaciona con la paleontología, que es la ciencia que estudia los fósiles de las especies animales y vegetales
desaparecidas, y dice así:
Cuanto más recientes
sean los fósiles, tanto más se parecerán a las especies actuales, y viceversa.
Por ejemplo, tomemos como referencia un fósil reciente como el mamut y uno más
antiguo, como la trilobites: el mamut es perfectamente reconocible como
pariente del elefante, mientras que la trilobite nos parece un animal rarísimo.
2) La segunda evidencia
se relaciona con la biogeografía, o ciencia que estudia la
distribución geográfica de los seres vivos:
Los animales habitan
generalmente la misma región que sus antepasados. Esto explica que la fauna de
África sea diferente de la de América a pesar de que varias regiones tengan
climas similares. Podemos encontrar otro ejemplo en el hecho de que sólo
encontramos canguros en Australia, a pesar de que hay climas similares en otras
regiones del mundo.
3) La tercera tiene que
ver con la taxonomía, o ciencia que se ocupa de la
clasificación de los seres vivos:
Las especies se
clasifican en géneros, y los géneros a su vez se reúnen en familias. El
parecido entre los seres vivos no es fruto del azar, sino de la existencia de
antepasados comunes. Y esto, que vale para los individuos, es también válido
para las especies.
4) La cuarta prueba
tiene que ver con la morfología de los animales. La morfología es
la parte de la biología, que estudia la forma de los seres orgánicos:
Los órganos
aparentemente muy diversos entre una especie y otra pueden ser homólogos, es
decir, construidos exactamente con los mismos elementos, pero en proporciones
diferentes. Así, la mano del ser humano y la pata del caballo han sido
construidas según el mismo ensamblaje óseo (metacarpo). Una tal coincidencia no
puede explicarse sino por la transmisión hereditaria de un plan de construcción
de miembros, a partir de un ancestro común lejano.
5) Por último, la
quinta prueba tiene que ver con la embriología, o ciencia que estudia la
formación y desarrollo de los embriones:
Las etapas iniciales
del desarrollo embrionario de especies como los peces, mamíferos y reptiles son
muy similares, y sólo se diferencian en las etapas finales. La única
explicación posible es que un mismo plan de desarrollo ha sido transmitido en
el origen. Y si a través de las eras geológicas, los peces han evolucionado en anfibios,
que a su vez se transformaron en reptiles, y luego en mamíferos, es
lógico encontrar en el desarrollo del embrión del mamífero las etapas iniciales
que recuerdan los embriones de pez, anfibio y reptil. Esta prueba es
particularmente importante ya que en la hipótesis según la cual las especies de
mamífero habrían sido creadas individualmente, es inexplicable que sus
embriones pasen por un estado de organización que recuerde la adaptación a la
vida acuática de los peces, presentando incluso franjas branquiales. La
génesis de un individuo ofrece de esta manera un resumen de la evolución de la
especie.
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