La membrana está
constituída de lípidos y proteínas. La parte lipídica de la membrana está
formada por una película bimolecular que le da estructura y constituye una
barrera que impide el paso de substancias hidrosolubles.
Las proteínas de
la membrana están suspendidas en forma individual o en grupos dentro de la
estructura lipídica, formando los canales por los cuales entran a las células,
en forma selectiva, ciertas substancias.
La selectividad
de los canales de proteínas le permite a la célula controlar la salida y entrada
de substancias así como los transportes entre compartimentos celulares. Las
proteínas de la membrana no solo hacen que el transporte a través de ella sea
selectivo, sino que también son capaces de llevar a cabo transporte activo
(transferencia en contra del gradiente de concentración).
Las demás
funciones de la membrana, como son el reconocimiento y unión de determinadas
substancias en la superficies celular están determinadas también por la parte
proteica de la membrana. A estas proteínas se les llaman receptores celulares.
Los receptores están conectados a sistemas internos que solo actúan cuando la
substancia se une a la superficie de la membrana. Mediante este mecanismo actúan
muchos de los controles de las células, algunos caminos metabólicos no entran en
acción a menos que la molécula "señal", por ejemplo, una hormona, haya llegado a
la superficie celular.
En la membrana se
localizan unas glicoproteínas que identifican a otras células como integrantes
de un individuo o como extrañas (inmunoreacción).
Las interacciones
entre las células que conforman un tejido están basadas en las proteínas de las
membranas. La
estructura de las membranas depende de los lípidos y las funciones dependen de
las proteínas.
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