Los tipos de tejidos son los materiales que están conformados por una serie de células, las cuales poseen entre sí un cierto grado de organización para poder cumplir con sus funciones,
aunque suelen sean diferentes entre sí. Las células poseen determinadas
funciones que deben concretar, por lo que requieren trabajar de forma
conjunta y coordinada para ello. Los tejidos son el objeto de estudio de
la histología y se clasifican de la siguiente manera:
Animal: Dentro del mundo animal, se diferencian cuatro clases
de tejidos, que al mismo tiempo se dividen en dos grandes grupos: muy
especializados y poco especializados.
Dentro del grupo de los muy especializados se ubican las siguientes clases de tejidos:
Nervioso: estos tejidos
son los que componen el sistema neuronal, por lo que se caracterizan por
estar compuestos por neuronas, aquellas células dedicadas a la
recepción de señales térmicas, mecánicas o químicas, para luego
convertirlas en impulsos que son transmitidos a los centros nerviosos.
Los tejidos nerviosos también están compuestos por células gliales:
Células gliales: estas
son las que se dedican a sujetar a las neuronas así como también a
procesar aquella información que provenga del cuerpo. Además, tienen la
función de regenerar así como también de reparar cualquier tipo de
lesión que se registre dentro del sistema nervioso. Las células gliales
son al mismo tiempo un componente esencial dentro de la vaina de
Mielinas y se encargan de proteger a las neuronas, entre otras
funciones.
Neuronas: son aquellas
que se encargan de recibir señales provenientes de sistema nervioso para
luego convertirlas en impulsos de tipo nerviosos. Por medio de este
mecanismo es que se puede efectuar la excitación de la membrana
plasmática de manera eléctrica. Las neuronas son células que se
caracterizan por poder conectarse entre sí estando a distancias
significativas y hacerlo de manera veloz y con precisión.
Muscular: encargados de
la movilidad de los seres vivos, estos tejidos son los que se
caracterizan por especializarse en la contracción del cuerpo, lo que los
hace propios del reino animal. Los movimientos que pueden efectuar
estos tejidos son tres: internos, externos y automáticos.
Estirado: también
conocido bajo el nombre de esquelético, los músculos como estos son
largos y, a lo largo de toda su extensión, mantienen prácticamente el
mismo grosor. Los tejidos musculares estirados son los que se ubican muy
próximos a la piel o a los huesos y se mueven de forma voluntaria, a
partir de la señal que reciban desde el cerebro. Se caracterizan por ser
músculos con un grosor significativo, además de ser lisos y de tener un
color rojizo. La velocidad con la que se contraen es rápida y esto
depende del ser vivo, que lo hace de forma consciente.
Cardíaco: como su nombre
indica, este músculo es el que forma parte del corazón, por lo que, por
medio de su contracción, es el que permite que la sangre sea bombeada.
Este tipo de músculo funciona de manera involuntaria y se excita por sí
mismo, sin que el ser vivo lo note o lo desee. Las células que componen
al tejido cardíaco no se encuentran en ninguna otra parte del cuerpo,
sino que se especializan en las actividades netamente cardíacas.
Liso: este tipo de tejido
muscular se caracteriza por estar compuesto por células que poseen
forma de huso. Además, suelen formar parte del aparato excretor así como
también del reproductor. También son un componente clave de órganos
internos, de la piel y de los vasos sanguíneos. Los tejidos como estos
son contraídos cuando reciben alguna señal proveniente del sistema
nervioso y lo hacen con lentitud.
Dentro del grupo de los poco especializados se identifican los siguientes tejidos:
Conectivo: estos tejidos son los que tienen la función de
sostener y de integrar de forma sistémica a los distintos organismos.
Además de esto, son los que ocupan los espacios vacíos que pueden
existir entre los distintos órganos o entre éstos y otros tejidos. Los
tejidos como estos están compuestos por sustancias gelatinosas. Dentro
de estos se identifican los siguientes tipos:
Óseo: resistentes y rígidos, estos forman parte de los huesos y
se caracteriza por renovarse constantemente. Entre otras cosas, tienen
la función de almacenar sustancias tales como el fósforo o el calcio así
como también la médula ósea. Además de esto, se encargan de la
protección de distintos órganos blandos.
Cartilaginoso: gelatinosos pero consistentes, organismos como
estos se caracterizan por estar constituidos por colágeno y elastina. Su
función principal es otorgarle sostén a los condrocitos.
Adiposos: estos son los tejidos que se dedican a almacenar a
los lípidos. Además, son elementos aislantes y térmicos y rodean
distintos organismos ubicados por debajo de la dermis. Los tejidos
adiposos también pueden ser encontrados en el interior de los huesos.
Hematopoyético: estos son los que tienen como función
principal la generación de células sanguíneas. Este tejido se ubica
dentro de la médula ósea y es esencial para el desarrollo de la vida.
Sanguíneo: estos tejidos se caracterizan por ser líquidos y
por circular en el interior de los vasos sanguíneos. Al estar compuesto
por pigmentos hemoglobínicos, los tejidos sanguíneos poseen color rojo.
Además de esto, los tejidos sanguíneos son los que se encargan de
integrar a los distintos sistemas y de la distribución de sustancias por
medio de las venas, capilares y arterias que recorren.
Epitelial: a diferencia del grupo anterior de tejidos, los
epiteliales están compuestos por varias capas celulares que cubren
organismos, revisten cavidades conductos o huecos y constituyen tanto
glándulas como mucosas. Por lo general, estos tejidos se encargan de la
protección de determinados órganos; la secreción de distintas
sustancias; la excreción; la recepción sensorial; el transporte y
absorción de sustancias; entre otras cosas. Los tejidos epiteliales se
caracterizan por el hecho de que sus células se encuentran muy próximas
entre sí, por lo que no se perciben otras sustancias entre unas y otras.
Dentro de este tejido se identifican las siguientes clases:
De revestimiento: como su nombre indica, son aquellos tejidos
que cumplen la función de revestir órganos internos así como también la
superficie corporal exterior. Dentro de estos tejidos se identifican los
monoestratificados, que son aquellos que están compuestos por una única
capa de células. Por otro lado, se encuentran los tejidos
poliestratificados, que en oposición a los anteriores, cuentan con más
de una capa celular.
Sensorial: este tejido es que el capta señales propias del
ambiente en el que se encuentra, para luego procesarlas. Ubicados en la
superficie de distintos organismos, estos tejidos transforman los
estímulos exteriores que perciben en mensajes que organismos y células
pueden captar. Estos tejidos son los que forman parte de los órganos
sensoriales.
Glandular: estos son los tejidos que se encargan de la
síntesis de sustancias químicas para luego depositarlas en cavidades
corporales o en el flujo sanguíneo, como ocurre por ejemplo con las
hormonas. Estas células pueden ser unicelulares o pluricelulares.
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