La semilla está formada por el embrión, el endosperma y la cubierta. El ovario maduro se transforma en fruto; los pétalos, los estambres y otras partes de la flor por lo general caen. Según la disposición de los carpelos en la flor, los frutos pueden ser simples, agregados o múltiples. Los frutos simples pueden ser blandos y carnosos o secos.
La primera división del cigoto produce dos células. La célula inferior da origen a una estructura de sostén (suspensor) que interviene en el envío de nutrientes al embrión. La célula superior origina el embrión verdadero.
Al comienzo del crecimiento embrionario, todas las células se dividen. Luego, sólo los meristemas lo siguen haciendo en forma indefinida. Existen dos tipos de meristemas: los que originan el cuerpo primario de la planta (apicales) y los que la engruesan (laterales).
Los meristemas apicales se localizan cerca del ápice de la raíz y del vástago. Originan los meristemas primarios que darán los tejidos primarios de la planta adulta: la protodermis origina el tejido dérmico, que produce una cubierta externa protectora de la planta; el procambium origina el tejido vascular (compuesto por el xilema y el floema) y el meristema fundamental origina el tejido fundamental, donde ocurren las principales funciones metabólicas. La mayor parte de las células de la planta son de tipo parenquimático.
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